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Gracias a amigos brasileños, en especial Aline y Claudinha, me he adentrado por el inmenso mundo de la música carioca. Realmente es apasionante, sobre todo por la mezcla y la riqueza que abunda en todos los aspectos. Cantantes, estilos, instrumentos, fusiones, colores… Hoy mismo acabo de descubrir a Bonde do Role y estoy alucinando con su funk.

Pero yo no quería hablar de ellos por ahora, quería comentaros mi experiencia en concierto de Djavan el pasado viernes 11, en Córdoba. El tipo es un verdadero ídolo de masas en Brasil, pero aquí su música puede ser calificada a menudo dentro de la etiqueta «músicas del mundo». Consciente de la trascendencia de su música, acudí ilusionado y me sorprendió lo cercano y acogedor que resultó el concierto. El Teatro de la Axerquía está muy bien dispuesto para una buena visibilidad y acústica, a pesar de estar al aire libre. Desgranó sus éxitos así como nuevas canciones de su último disco. Se le vio muy bien para la edad que tiene (que el hombre ya calza 60 años) y, curioso como es, se deslizó por el pop, la bossa nova, el jazz, la samba, el rock… y el flamenco.

Y en este punto quería poneros un vídeo que me llamó la atención porque, después de una breve introducción en la que manifestó su admiración por Camarón de la Isla y confesó que lo había oído desde pequeño y usaba sus letras para enamorar a las niñas, acabó por cantar La leyenda del tiempo. Un gesto que me emocionó y lo volvió a mostrar como a un músico, con todas las letras, que busca allá donde hay arte. Magnífico:

Soy un poco lento actualizando, pero últimamente los escritos largos los estoy dejando para mi tesis. Este espero que no sea tan largo como el anterior.

Llevaba algunos meses intercambiando posts, comentarios e impresiones diversas por la blogosfera con dos blogueros cordobeses y como yo soy un tío analógico en el fondo, al final siempre quiero poner cara a la gente con la que estoy hablando. Que en el fondo esto es lo que me alucina de todo esto de la web 2.0, que detrás siempre hay personas humanas*. Carlos y Miguel han sido para mí todo un descubrimiento en la red. La familiaridad y cercanía que había creado el conocimiento previo a través de los blogs se vio confirmada totalmente en nuestro encuentro. Como se suele decir, tal y como si nos conociéramos de toda la vida.

Este tipo de encuentros cada vez tienen más sentido, y en cada ocasión veo más claro que las redes sociales sólo funcionan si el contacto virtual se ve respaldado de alguna manera humana. Esa cercanía es difícilmente reemplazable por otra, aunque precisamente lo que hace la Red es acercar a los que están lejos. Lo que me gusta es que algo tan complejo como pueda ser el código, los microchips o los protocolos de intercambio de datos se vaya humanizando y dando forma a nuestra medida. Hay quien dice que también nosotros nos vamos convirtiendo en máquinas, pero cuando hablo con mis amigos Jilguero y Lamalgama veo a amigos, compañeros de viaje, y entonces las máquinas tienen sentido.

Un abrazo, compañeros.

(Por cierto, la próxima vez tenemos que hacernos fotos que se nos pasó por alto)

* Sí, ya sé que no se escribe asín.

La semana pasada ha tenido acontecimientos que podríamos denominar como moviditos, en el buen sentido, claro. La idea no es sólo relataros momentos de ocio del menda por el mero hecho de mostrarlos en público, sino que de todos he sacado alguna que otra reflexión que me gustaría compartir.

Comienzo por el jueves, en el que tuve la ocasión de asistir a una fiesta de una conocida marca de Whisky en el Palacio de Congresos de Sevilla. La idea era vendernos el whisky a nosotros y a los distribuidores de todos los locales nocturnos de la ciudad. Para ello nos metieron en una de las enormes naves que hay en Fibes y allí daban copas gratis, con una zona VIP que deberíamos haber invadido los plebeyos, y nos preparamos para un espectáculo de La Fura dels Baus. Esto último era lo que realmente había ido yo a ver, pues quería comprobar de qué forma se habían vendido a la marca.

Tras una presentación de sombras chinescas, bastante floja la verdad, en la que nos ponían la imagen del barco representativa de la marca cada dos por tres, vino el momento fura. No es que nos hicieran participar, simplemente se metieron entre el público a hacer el espectáculo y, como siempre, consistió en hacer desaparecer a los actores en una amalgama de estructuras impresionantes que generan bastante expectación. Volvieron a hacer lo que yo llamo «un pasacalles bien costeao«, pero sin mucho que ver con la citada bebida espirituosa. Se trataba de animar el cotarro con construcciones impactantes como esta pseudo jaula de hamsters:

La verdad es que visualmente era muy atractivo, pero al verlo desde los ojos de un espectador crítico con el espectáculo me asalta la duda sobre el arte que tienen estas composiciones o qué fascina de estos montajes. Porque esta semana seguro que muchos de los que han ido mencionarán el nombre de la marca de la bebida junto con lo alucinante del espectáculo. Pero yo quiero saber qué hace que generen tanta trascendencia, y yo creo que es por una razón sencilla: las masas sólo entienden las cosas grandes, sin detalles, sin profundidad. Y para convencer tienes que ser más grande que la masa. Ahí está el arte de La Fura, que sabe cómo presentarse de forma espectacular. Eso sí, la idea debe ser simple, primaria.

Luego hablaré de las otras cosas que pasaron la semana pasada, que realmente son las mejores. Es que esto se me ha quedado un poco largo. Sorry.

Esta imagen me ha sobrecogido, después de tanto tiempo.

Vista en el Flickr de micock, en el XI aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco

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